3 de abril de 2011

Compartiendo una clase de taller (Lenguaje y Comunicación)



Con el objetivo de incentivar la lectura y la imaginación en nuestros estudiantes, el día jueves 31 de marzo, se desarrolló con el 8ºB una creativa clase de taller de lenguaje. Para hacer las distinciones entre autor real/ y hablante lírico en un texto poético, los alumnos hicieron lectura comprensiva del texto de Nicanor Parra “Autorretrato”, considerando en ello que la voz creada e imaginada por Nicanor Parra, no es su voz, (o sea la perteneciente al hombre de carne y hueso y real) sino que se trata de una inventada. Aspecto que permitió esclarecer varias dudas, puesto que aún se tiende a creer, que es el autor el que habla en el texto.

De esta forma sabemos que no es Gabriela Mistral, ni Pablo Neruda, o Parra los que están dentro de su obra. Todo es un mundo creado, para desenvolver esa voz, en una situación en particular. ( y lo mismo sucede con los otros géneros literarios).

Luego de haber desarrollado algunas preguntas de interpretación, y de vocabulario, los estudiantes emplearon aquellas herramientas y diseñaron un propio autorretrato, el cual debía ser literario, utilizando una voz poética (hablante lírico) imaginada con plena libertad, sumándole a ello, el uso de términos poco usuales para la descripción de los rasgos de este sujeto hablante. Es así como surgieron hablantes líricos de marinos, dueñas de casa, arañas, niños vagabundos, entre otros. Una gran variedad de voces que dieron a entender, que la imaginación aún está muy viva en nuestros estudiantes.

Aquí, alguno de los textos que surgieron de tal actividad.

Profesora: Nadia Lepe.

Autorretrato de un león marino

(Gabriel Vera)

Nadando con presteza por los mares,

cazando entre los escasos cardúmenes polares

ser un lobo marino no es tan fácil.

Vivo en los roqueríos árticos,

donde el frío domina,

viendo aureolas boreales,

la tarde termina.

Me gusta estar en el mundo acuático,

pero al salir del abrazador mar,

retorno a mi cueva,

aquella de afilados carámbanos.

Cansado de por horas nadar,

en mi hogar me debo quedar.

El aciago temporal,

de granizos y truenos ominosos,

destruye la hora de ir al mar sinuoso.

Amanece,

y con mi familia despertamos

de la confortable cueva

así, vamos otra vez al mar,

para en las aguas pescar,

esa que nos gusta frecuentar,

y en la fofa arena dibujar.


Autorretrato (Daniela Ríos)

Soy una artista muy conocida,

amo la vida pues es muy sencilla.

Cutis perfecto, ningún defecto,

última en moda, y un poco envidiosa.

En mi trabajo,

errores no cometo, pues de eso depende mi empleo.

Soy perfecta y no me quejo.

Nefasta es la gente que no me sigue,

pues de mis películas, ellos viven.

¿Alfombra roja?

Ella me llama,

pues quiere que deposite mi pies

sobre su gasa.


Mi extraño pesar (autorretrato)

(Héctor Pustela)

Solo, mi vida entera la he pasado en azul,

sólo la dulce oleada que choca mi barco.

Es el descanso inevitable de mi extensa y sufrida vida.

Mis colegas y yo, no podemos pensar en otra cosa,

ni discutir opiniones de otra índole.

Mis 40 años en este nefasto e inconfortable pesar,

me han dejado cambios irreductibles en mi cuerpo:

tuerto, escaso de pelos y sin brazo.

Cuando piso tierra, me siento afortunado.

Aún así, la gente me ve y se arranca, me evita.

Y al verme zarpar, ellos comentan:

-ahí va él-

-ahí va-

El viejo lobo marino.


Autorretrato (Sebastián Marrián)

Ya estoy cansado de ver morir a mis primos, padres, tíos y hermanos,

para, finalmente, ser torturado.

¡Ya veo la muerte en mis manos!

Después de tanto obtener sangre

Finalmente, la estoy derramando.

Sólo recuerdo esa mano acercándose a mí,

y esta vida que ya estoy dejando.

Bueno… ¿qué más puedo pedir?

Si sólo soy un zancudo.

Para ustedes, una escoria.

Sólo quieren sacarme de este mundo.

Sólo pido que me recuerden,

pero no como una basura,

sino como un héroe,

que cambió la estructura.


Mi sucio autorretrato. (Andrea Coliñir)

Soy un sucio mendigo

que vive con el dinero de otros.

Vivo en la calle,

en la fría vereda de la tristeza.

Acogido por gente acomodada-

aunque esas personas lo hacen con cierto asco-

Perdí mi trabajo por el alcohol, mi pasión, mi adicción.

Mi familia aburrida de mí, me echó de la casa.

Cerré con un portazo, el portazo del adiós.

No les he vuelto a ver desde hace unos diez años;

desde entonces,

sólo me besa mi propia pobreza.

1 comentario:

  1. Felicitaciones chicos, es una muestra de lo mucho que pueden lograr. Son unos escritos muy hermosos.

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